MEMORIAS DE LA HUERTA
Las plantas y los hijos crecen.
Arrancamos cardos
quinuas y abrepuños
aramos, nivelamos…
Estacas, hilos, martillos
alineamos setos vivos.
Pronto llegó la ciboullette
desbordó el orégano
y sonrieron los puerros.
Pasada la pérgola
un camino de grama
hasta la senda circular.
El tiempo arremolina
mi pelo, las santolinas
matricarias y salvias.
Oculta tras los laureles
la fuente de los pájaros.
En su ojo de cielo
las almas se bañan
aroman a lavanda.
Sumando primaveras
los hijos crecen
al ritmo del manzano
su vida florece.
En la rotonda del huerto
donde olvido mi edad
planto cedrón y poleo
con ayuda del abuelo.
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